Recientemente, vi un video de una mujer neoyorquina grabando lo que los hombres le decían mientras caminaba por las calles de Nueva York. Este video, subido a YouTube, se volvió viral rápidamente, generando una ola de comentarios. Para algunos, era irritante que más de 100 personas le dijeran cosas, mientras que otros lo veían como simples "piropos".
Este tema encendió foros de discusión entre quienes estaban a favor y en contra de los comentarios callejeros. Sin ser machista ni feminista, creo que esta práctica está muy ligada al género, ya que la mayoría de estas expresiones están dirigidas a mujeres. Dependiendo de sus experiencias, las mujeres pueden tener opiniones variadas sobre estos "poetas improvisados".
Si se tratara de frases agradables que exaltan su belleza, muchas mujeres podrían decir que les gustan los piropos, aunque les incomode la intromisión. Sin embargo, la realidad es que muchas personas insultan y ofenden, convirtiendo los piropos en algo vulgar y chocante. Por eso, la mayoría de las mujeres prefieren escuchar estos comentarios solo de personas que conocen o con las que tienen algún tipo de relación.
El tema es complejo y genera múltiples opiniones. La cuestión es: ¿cuándo el piropo pasó de ser un dulce canto de cortejo a un desentonado graznido de cuervo? Hoy en día, pocos se atreven a hacer buen uso del arte del piropo por temor a ser tildados de acosadores, mientras que los que lo hacen de manera irrespetuosa no tienen miedo de ser etiquetados así, ya que carecen de decoro y respeto.
Hagamos un poco de "arqueología documental" sobre los orígenes de la palabra "piropo". A diferencia de lo que muchos piensan, la palabra viene del griego "pyropus", que significa "rojo fuego". Los romanos adoptaron esta palabra para clasificar piedras finas de color rojo, como los rubíes, que simbolizaban el corazón y eran regalos de los galanes a sus cortejadas. Aquellos que no podían comprar rubíes recurrían a regalar palabras lindas, es decir, piropos.
Otras versiones más subjetivas sugieren que "pyro" significa "fuego" y "ops" significa "cara" u "ojos", refiriéndose a un fuego en el rostro o en los ojos. Sea cual sea el significado, todas coinciden en que los piropos hablan de belleza y agradar con objetos bonitos o palabras bellas.
En mi blog, quiero referirme a todas las personas que disfrutan halagar con palabras: no desvirtúen un legado que ha viajado desde la antigua Grecia hasta hoy. Exalten la belleza de manera respetuosa y apreciativa, usando palabras como tributo al rostro y los bellos ojos de quienes nos fascinan.
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